Los múltiples usos del chocolate

Es una popular idea, ampliamente soportada por estudios neurológicos, que el chocolate (el derivado del cacao, que nadie piense otra cosa) excita en el cerebro las mismas áreas que el acto sexual. Vamos, placer en su máxima expresión. Lo cual hace que no resulte extraña la cita “¡El sexo es bueno, pero el chocolate con sexo todavía es mejor!” que se atribuye a una famosa joven actriz.

Básicamente el chocolate contiene diversas sustancias, entre ellas alguna endorfina, que favorecen la relajación y producen sensación de bienestar. Y también favorece la producción de serotonina. Todo lo cual hace que resulte, en moderadas cantidades, un excelente método de levantar el ánimo y recompensar al organismo. Eso si, dentro de un consumo razonable. La cantidad máxima ideal de chocolate es de unos 50 gramos al día, es decir, una chocolatina normal.

Pero la clásica forma de consumir el chocolate, en forma de tableta o diluido en taza, encuentra ahora nuevas expresiones. David Edwards es un profesor de Harvard y graduado del Illinois Institute of Technology que ha inventado un chocolate en forma inhalable. El inhalador, denominado “Le Whif“, suministra en la boca del usuario el sabor deseado, y con menos de una caloría. El secreto está en usar partículas de chocolate que tienen un tamaño de entre 80 y 300 micrones, con lo que son demasiado grandes para entrar en lo pulmones y así provocar la tos.

La Whif tiene el tamaño de un pintalabios, con lo que se lleva con facilidad en el bolsillo para saborear en cualquier momento el dulce chocolate. El repuesto de 6 unidades cuesta como unos 10 euros y está disponible en sabores de menta chocolate, chocolate y frambuesa, mango y chocolate, así como chocolate (solo, ¿puro?). Como se puede ver en http://www.lewhif.com/

El chocolate también impulsa a los coches

Pero los usos del chocolate no se restringen al paladar. Dentro del más puro estilo de vida ecológica, investigadores de la Universidad de Warwick (Reino Unido) han creado un vehículo que hace un uso intensivo de las tecnologías de aprovechamiento de materiales renovables. En este caso el diseño ha contemplado de forma global no sólo la parte de combustible sino el auto en su totalidad.

Este concepto va más allá de otros modelos basados en tecnologías mixtas, fuel-electricidad, o los que emplean hidrógeno como combustible. El coche no sólo cuenta con un elemento vegetal como impulsor, sino que en el resto también se han aplicado los elementos renovables de forma intensiva. Así, la carrocería está creada con patatas, el asiento del conductor de soja y el volante y con zanahorias mientras que los neumáticos llevan una mezcla de . El resultado es un vehículo que es un 95% biodegradable. Un camino a seguir por la industria automovilística.

Las pruebas ya ha mostrado un buen funcionamiento a velocidades de casi 100 km/h y se está trabajando para mejorar este valor. A pesar de que el vehículo es capaz de alcanzar, al menos en teoría, los 230 km/h (sus creadores indican una velocidad punta de 144 mph) no se espera que compita en los circuitos de Fórmula 3. Uno de los principales motivos es que no se ha estipulado un equivalente de “octanaje” para este ecológico combustible. De hecho el biodiesel no está permitido en este tipo de competiciones. Así que por el momento no veremos una carrera para determinar qué combustible, fósil o vegetal, será más eficaz impulsando a los veloces bólidos.

El vehículo, denominado WorldFirst Formula 3, es el resultado de más de nueve meses de trabajo y un coste de desarrollo de unos 169.000 euros. Este prototipo se mostrará en diversas carreras del Gran Prix Europeo, así como en el Britain’s Goodwood Festival of Speed.

En fin, un peculiar cambio de tercio dentro de este tecnológico blog.